Amer Bouhlal y Butsaina Boughdadi son socios, matrimonio, emprendedores y parte de lo que es un catering muy recomendable que está trabajando aquí, en Tánger. Empezaron a estudiar y a trabajar en España antes de llegar a Tánger y montar un negocio próspero. Los que hemos probado su catering podemos atestiguar que la calidad es excelente.
¿Cómo empieza este proyecto de catering? ¿Cuáles son vuestros orígenes? Creo que Amer es el jefe de cocina y Butsaina cambió su puesto en el banco por este nuevo trabajo.
AMER: Todo empezó por mi devoción por la cocina. Siempre me ha gustado y la he estudiado. De ahí viene todo. He estudiado con los mejores chefs en Barcelona, por ejemplo, Joan Roca que tiene 3 estrellas Michelin y que fue mi profesor de cocina.
Siempre he sido cocinero y después de muchos años decidimos volver a Tánger y montar un buen catering aquí porque esta ciudad que nos vio nacer se lo merece.
Butsaina, tú prefieres un catering que un banco. ¿Qué es lo que te hizo cambiar?
BUTSAINA: Yo al igual que él, mi compañero y mi socio que tiene su devoción por la cocina, la mía siempre ha sido el marketing, el vis a vis, el contacto con los clientes. Cambié un trabajo por otro. Yo estaba trabajando en financiera, también tuve un proyecto junto con mi hermana, pero luego nos conocimos y a mí me enamoró su mundo, el mundo de la cocina. Se conquista a una mujer por el estómago. Me arrastró su mundo.

¿Dónde estabas trabajando en España?
B: Yo estudié y empecé a trabajaren Barclays, en Granada. Luego me fui a Barcelona y por el crack financiero de 2008 volví a Granada y monté un pequeño negocio junto con mi hermana. Se trataba de un ciber, una especie de coworking, pero no fue buena idea. Fue algo atemporal.
Lo mejor de ese ciber es que los primeros clientes fueron las hermanas Amer, y ellas fueron quienes nos presentaron. Ahí nos conocimos y empezamos nuestra vida. Nos casamos, tuvimos a nuestra y hasta que, en un viaje en barco de vuelta, que vinimos aquí a Tánger a visitar la familia, la pequeña nos dijo que quería estar con sus abuelos y con su familia. La verdad que siempre que vinimos no veíamos por qué no; Tánger era muy virgen en nuestra idea de catering. Al final, esos 35 minutos que duraba el viaje nos dieron para decidir algo de lo que hoy en día estamos muy contentos.
Amer, cuando tú estabas en Barcelona, ¿cuál era tu percepción y tus objetivos? ¿Qué sacrificios tuviste que hacer para llegar a ser un buen chef de cocina?
A: Sacrificios, bastantes. Nadie entiende que tu hijo quiera ser cocinero porque todo el mundo quiere que sea abogado o médico, pero yo tenía clarísimo desde que terminé bachillerato que quería ser cocinero. Al final decidí estudiar cocina, busqué en las escuelas y me dijeron que Girona o Barcelona, en Cataluña, estaban en el top en ese momento. Decidí estudiar cocina ahí.

¿Qué tipo de cocina estudiaste?
A: Estudié cocina mediterránea.
¿Dónde empezaste a trabajar?
A: Empecé a trabajar en la Costa Brava, porque justo vivíamos allí y Girona estaba al lado. En mis primeros hoteles y restaurantes donde trabajé se trataba de estudiar en invierno y trabajar en la costa en verano. Cuando ya terminé mis estudios, sí que es verdad que fui directamente a unos restaurantes buenos.
Me tiré más para la hostelería, porque en los hoteles vas creciendo un poquito más: empiezas como cocinero, jefe de partida y llegar a ser chef. Trabajé en grandes cadenas de hoteles, como Meliá, donde estuve cuatro o cinco años, primero en Barcelona y luego me fui a Granada, en el Sierra Nevada. Cuando estuve con ellos, trabajé en invierno en el Sierra Nevada y en verano en el Meliá que tenían en Granada.
Y ahí surgió la idea del catering. Empecé a verlo mejor y decidí aprender y enfocarme en el catering durante los tres últimos años.
Butsaina, has comentado que decidisteis viajar a Tánger en los 35 minutos que duraba el viaje en barco. ¿Tú que pensaste, Amer? ¿Sabíais a lo que os exponíais?
A: Yo voy a decir una cosa que siempre nos decían los buenos cocineros: “los restaurantes de estrella no dan dinero, dan fama y dan prestigio”. Si nos fijamos, Joan Roca y la familia Roca desde el principio tienen un restaurante pequeñito que es el que más rendimiento da. Otros jefes de cocina, uno que yo conozco que tiene tres estrellas Michelin tiene un asador de pollos y no lo decía, a pesar de que le daba más dinero el asador que el restaurante con estrellas Michelin. Eso es un prestigio, eso sí que es verdad, y nos gusta a todos los cocineros tener nuestro toque, pero para vivir hay que facturar.

¿Cuánto tiempo hace que estáis en Tánger como Amers Catering?
B: 8 años y medio. Llegamos el 15 de enero de 2015.
¿Cuánto dinero teníais para montar el negocio?
B: Llegamos con un camión bien preparado con parte del material que necesitábamos, porque aquí el sector era muy virgen entonces. Trajimos todo con nosotros: un camión lleno de material y empezamos con eso. Pero en el bolsillo trajimos menos de 1.000 euros. Teníamos un coche familiar, lo vendimos y lo cambiamos por un coche industrial, medio furgoneta, y empezamos tal cual.
¿Qué platos son los que puede encontrar cualquiera que quiera contratar el catering Amers?
A: Hemos ido evolucionando. Empezamos con una idea y, como dicen, con el tiempo te vas encaminando o la idea se va cambiando. Nosotros vinimos como un catering enfocado, sobre todo, para bodas al estilo europeo, pero al meternos en Marruecos siempre hay raíces y la religión y todo cambia un poquito. Al final hemos terminado haciendo catering para empresas, colegios y para bodas, pero sólo las exclusivas de gente, por ejemplo, europeos o asiáticos que quieren hacer una boda aquí en Marruecos.
Nosotros vinimos con la idea de hacer cocina europea, porque faltaba aquí bastante. Primero por mis estudios; no tengo bastante dominada la cocina marroquí, entonces hemos seguido con nuestra línea de cocina europea y cocina mediterránea.
B: Tenemos un estilo para cada catering. Está el catering de pequeñas celebraciones, pequeños eventos con encanto. Esos son más bien con tapeo y ahí es verdad que nosotros fuimos pioneros en esa idea de ir tapeando y bebiendo, y eso crea un lazo de unión muy bonito. También hemos ido ofreciendo platos individuales, a diferencia de lo que se hace en Marruecos donde en una celebración se sirve prácticamente todo en el medio.
Amer ha sido un poco estricto. Se ha aferrado mucho a la idea de plato único en estas celebraciones porque es lo que sabe hacer y lo que quiere hacer. Después de ocho años en el mercado siempre nos hemos encontrado con algún cliente que tiene más poder adquisitivo y que quiere otra idea, pero siempre frenamos, volvemos atrás y nos preguntamos ¿qué es lo que hemos venido a hacer? Esto es lo que nos gusta hacer: las fiestas, el tapeo y si es una cena, cada uno con su plato individual porque eso es lo que nos caracteriza.
Hemos intentado cambiar, no sólo a petición del cliente, pero luego hemos perdido algo de nuestra identidad. Y nos hemos vuelto a decir: “esto no nos caracteriza”. Preferimos ganar menos y hacer lo que realmente nos gusta y hemos venido a hacer. Nosotros concebimos nuestro sitio aquí como si tuviéramos un rol que cumplir: esto es lo que queremos hacer, esto es lo que vinimos a hacer y de esto es de lo que queremos vivir.
¿Cuál es ese rol?
A: Enseñarle a la gente lo que hemos aprendido, dar comida buena y de calidad. Hay mucha gente que va simplemente a comer, pero yo no soy de esa de comer bueno, bonito y barato. Entonces, nosotros jugamos bien por la calidad del producto. Tenemos un mar gigante aquí en Marruecos y unos productos magníficos de pescado, ¿por qué no poner una gamba como la ponen en Cádiz y en Huelva? Nosotros tenemos ese producto que lo vale y jugamos con la calidad.

¿Vosotros podéis ser un ejemplo entre la complementariedad entre España y Marruecos?
A: Yo me considero un embajador de España en Marruecos igual que un embajador de Marruecos en España. Todo lo que sé de Marruecos lo transmito cuando voy a España y viceversa. Muchas veces nos llaman como “el catering español”.
B: Nosotros damos todo el conocimiento, especialmente Amer porque es el chef que nos caracteriza es eso. Yo puedo escribir, yo puedo leer, pero el producto que se vende aquí, al fin y al cabo, si no es bueno no tiene salida.
Todo lo que sabemos hacer se lo debemos 100% a España. Yo, por ejemplo, he estudiado aquí en un colegio español, él ha estudiado en uno marroquí y nos hemos formado aquí porque obviamente la primera educación te la da la familia. Eso desde luego corre por las venas, no se puede olvidar y se agradece infinitamente. Creemos que nos han dado una buena educación y es lo que llevamos. Complementaria a esa primera educación en esa etapa es todo lo que hemos aprendido a nivel empresarial, a nivel de trabajo, a nivel de cocina lo hemos aprendido allí. Entonces, ¿por qué no llevar a Marruecos todo lo que hemos aprendido allí? Hasta el estilo de trabajo, hasta el trato con el trabajador, porque pensamos que hay vida más allá.
Abrimos un poco más la mente y creemos que tenemos un ejemplo estupendo a 14 kilómetros de cómo se hacen las cosas de otra manera y aquí tenemos todo lo que hace falta. Tenemos gente de primera, tenemos chavales que son muy buena gente, que tienen buena base y que van aprendiendo.
A: Quieren aprender algo diferente, y si le inculcas algo que aquí no está inculcado, pues te siguen, aprenden y se sienten agradecidos.

¿Os afectaron de alguna manera los problemas políticos entre España y Marruecos?
A: Yo creo que la sociedad civil va por un lado y los políticos por otro.
Hay más de un millón de españoles que vienen de turismo a Marruecos y casi 800.000 marroquíes que van de turismo a España. La evolución y el progreso de Marruecos hay que darlo a conocer en España.
B: Marruecos ha dado un giro increíble, y hablando más particularmente de Tánger desde hace ocho años que vinimos hemos visto un progreso y un cambio tremendo. Primero, antes que nada, la mentalidad. Tenemos una herramienta muy útil que es Internet y que nos ha abierto las puertas porque desde el sofá de tu casa puedes saber qué está pasando en la otra punta del mundo. Eso ayuda, y si además tú ves cómo se hace una boda en la otra punta del mundo y tienes a alguien aquí que te la haga, entonces es perfecto.
En cuanto a los problemas políticos, nosotros en Marruecos nos sentimos marroquíes y en España nos sentimos españoles, no hemos tenido ningún problema, al revés. Pensamos que hemos ido a España, hemos absorbido, hemos aprendido, hemos vuelto a Marruecos y seguimos aprendiendo. Uno no tiene porqué decantarse de un lado o de otro, en el medio se está muy bien también.
B: Además, en Tánger hay una comunidad muy grande de extranjeros, españoles, sobre todo, y franceses. Nunca hemos tenido ningún problema.

¿Vuestros clientes aquí son directamente marroquíes o también empresas extranjeras o embajadas contratan este catering?
B: De todo un poco. Respecto a las embajadas, te puedo decir que hemos hecho catering en todos los consulados de Tánger. El primer evento fue en el consulado honorífico de Bosnia. Y en la comunidad también hemos trabajado con empresas. Nosotros tenemos un restaurante en el puerto de Tánger Med enfocado sólo a los trabajadores. Esa es la variedad que tenemos en el catering: un restaurante, las escuelas y un poquito de todo.
Ahora vemos que el taller está equipado con la última tecnología. Ahora mismo, ¿os sentís competitivos? ¿Habéis satisfecho buena parte de vuestros objetivos? ¿Cómo estáis consolidando el negocio?
B: Yo creo que hemos ido creciendo poco a poco, consolidando en todo momento. También ha sido clave el equipo. Pero nosotros somos más de disfrutar el camino. Quedará muy utópico, pero es la verdad. Además, somos pareja y ya que lo estamos viviendo, vivámoslo bien.
A: Respecto al taller es nuestra joya de la corona porque lo hemos enfocado más bien para enseñar todo lo que hemos aprendido. Es un taller de cocina con todo lo innovador y todo lo moderno. En Barcelona, en Madrid, en París habrá talleres como este, pero el nuestro es el primero de este tipo en Marruecos. Y este es nuestro reto ahora mismo: inculcarle a la gente la cocina, que le guste y que aprendan a base de talleres de cocina.
Si tenemos un taller de cocina española, doy yo la clase; si tenemos un taller de cocina japonesa viene un jefe de cocina japonesa; y si lo tenemos de México, que venga un jefe de cocina mexicano.

¿Cómo le convencerías a alguien que te esté viendo para que te contrate el catering?
A: Creo que es una mala pregunta para responderla yo. Siempre que llama un nuevo cliente y pienso en todo lo que está detrás, respondo que está lleno porque cuantos menos clientes, se trabaja mejor en la cocina. Apostamos más por la calidad que por la cantidad.
En eso precisamente se notará en el precio.
B: De hecho, aquí en Tánger hemos tenido fama de ser caros, pero luego cuando trabajamos con el cliente dicen que no es tanto, porque ven una relación calidad precio y ven que hay trabajo detrás de nuestra cocina. También la salud es muy importante porque somos lo que comemos.
A: Un ejemplo que te voy a dar son los colegios porque de ahí empieza todo. Los niños comen en los colegios y qué mejor que ayudarles a comer bien y una comida saludable. Aprenderán a querer la comida. Si le das un zumo en tetrabrik es muy distinto a dárselo natural, aprenderá a beberlo así desde pequeño y a apreciar la calidad.
¿Qué haces cuando viene un cliente para captarle?
B: Lo que ofrecemos en Amers es precisamente eso, la calidad del producto y el saber estar. Cuando entramos a un evento creo que nos implicamos porque tenemos amor a la materia y amor hacia lo que haces, y eso yo creo que también lo percibe el cliente. También, facilitar las cosas al cliente.
A: Cuando el cliente viene sabe lo que quiere, pero nosotros lo orientamos. Entonces, no es el evento en sí o la comida que va a querer, lo es todo. Amers engloba todo.
B: Ya que lo menciona, aparte de talleres, muchas veces viene un grupito de clientes a hacer un pequeño evento o una reunión, se sientan con su taburete aquí al lado de Amer y él va elaborando tapas. ellos están en la reunión y al final de verdad que el lazo que une entre la palabra y el estómago es algo muy bonito. Una simbiosis muy bonita que hace que el ambiente sea más relajado.
Nosotros somos lo que ves, somos así. Él es la mano que hace la obra de Amers y yo lo complemento: eso es lo que vendemos al cliente. Somos lo que hacemos, esta es nuestra política. Aquí las puertas están abiertas para todos.
¿Si os llaman por ejemplo desde Málaga hacéis también ese servicio?
A: Es más complicado. Puedo recomendar un catering, pero sobre todo les invitamos a venir a Tánger porque aquí hay mucho por ver.
B: Nosotros no vinimos a probar; venimos a quedarnos. Ya llevamos ocho años aquí y estamos muy contentos.