España debe jugar un papel fundamental en el desarrollo de África

Madrid acogió la conferencia Africa-Spain Cooperation Summit con la presencia de diversas personalidades y expertos que analizaron las grandes oportunidades y el gran futuro que tiene el vínculo entre África y España y Europa.
Atalayar habló con Fernando Bernad, socio del bufete de abogados Cuatrecasas, quien explicó cómo es la experiencia inversora en el continente africano y las ventajas que se pueden encontrar.
Queríamos conocer su valoración de la celebración del Africa-Spain Cooperation Summit. Pensamos que, para poder colaborar, para poder incrementar los negocios, para mejorar la convivencia, lo primero que hay que hacer es conocerse. Nosotros los medios tenemos un compromiso y una obligación de comunicación, sobre todo con África, que tiene 54 países, cada uno diferente, con lo cual debemos ser muy cuidadosos a la hora de no meter a todo el mundo en el mismo saco y saber diferenciar.
La verdad es que veo muchísimas razones por las que creo que este foro es una enorme iniciativa y que estoy absolutamente convencido va a tener continuidad. Yo veo muchísimas razones por las que España tiene que jugar un rol fundamental en el desarrollo de África. En primer lugar, somos un país que venimos de donde venimos. Y ningún otro país europeo ha vivido los esfuerzos y los sacrificios de un desarrollo como el que ha vivido España. O sea, que sabemos de lo que hablamos cuando hablamos de desarrollo.
La mayoría de las empresas que forman parte de nuestra economía son empresas que también han vivido ese desarrollo, que han tenido que hacer enormes esfuerzos para poder llegar hasta donde están. Esas mismas empresas han formado parte del desarrollo de continentes muy importantes como América Latina. Todos nuestros grandes bancos, todas nuestras grandes constructoras, han estado participando activamente en economías en desarrollo cuando nadie más lo hacía. Es decir, ahora todo el mundo ve a Brasil, pero había que ver el Brasil de los años 80. Todo el mundo veía Colombia, había que ver Colombia en esos años. Y ya en esos años nuestras empresas, más allá de los ratings, más allá de las valoraciones de riesgo, ya estaban. Y la experiencia nos demuestra que no solo estaban, sino que además lo han hecho muy bien, se han mantenido y se han consolidado fundamentalmente como empresas locales. Es decir, otra de las enormes ventajas que tiene el empresario español es que cuando se establece una jurisdicción es de la jurisdicción propia. Es decir, el Banco Santander en Brasil es brasileño, no es español. Entonces yo creo que eso nos da una manera de hacer negocios especialmente propicia, porque no tenemos una aproximación colonialista en el mundo de los negocios.
Esto que estoy diciendo no lo digo fruto de un argumento racional, sino lo digo por propia experiencia mía. En el año 2003 empezamos a trabajar en Argelia en el programa de desalación, el Gobierno argelino lanzó diez plantas desaladoras, clientes nuestros españoles se adjudicaron cuatro de ellas, fuimos mandatados para asesorarles en la financiación para la construcción y puesta en marcha de los proyectos y eso hicimos. Y los proyectos se consiguieron cerrar, de hecho, se duplicaron en capacidad con posterioridad, siguen operando y siguen operando con un enorme éxito también para la sociedad argelina, porque estamos hablando de plantas de entre 150.000 y 200.000 metros cúbicos, las más grandes del mundo en su momento. También en Túnez, también en Marruecos, es decir, hemos tenido mucha experiencia de la mano de empresarios españoles y hemos podido ver de primera mano cómo hacen negocios y cómo se comprometen con la jurisdicción.
A la hora de nuestra forma de ser como españoles y nuestra forma de hacer negocios, eso nos favorece, nos abre puertas en el continente africano.
Mi experiencia es que al final somos todos vecinos del Mediterráneo y entendemos perfectamente la fórmula del comercio, es decir, de que de una mesa todo el mundo se tiene que levantar razonablemente insatisfecho, es decir, que no tiene que haber nadie que tenga la percepción de ganar sobre el otro. Y yo creo que esa es una manera de entender los negocios muy clara por parte de nuestros empresarios. Y tienen otra segunda característica, y es que cuando van a un sitio van para quedarse, es decir, el empresario español no es un empresario de oportunidad, es un empresario de largo recorrido. Y eso tiene la desventaja de que para que desarrollen un negocio a largo plazo necesitan ver las circunstancias, el contexto que les permita quedarse a largo plazo y eso a veces no se ha dado y han ido y han tenido que volver. Pero sí, yo creo que es un empresario diferente y es un empresario que no se deja llevar por el momento. Cuando va a un sitio se queda y se hace local y eso nos da un sello muy especial.
Ahora mismo en África, ¿qué oportunidades concretas desde Cuatrecasas podemos plantear? Por ejemplo, en Marruecos con el nuevo ambiente político, las relaciones se están desarrollando como una autopista, podríamos decir.
Ahí la cuestión o lo que yo he vivido es que hasta 2015, desde el 2003 hasta el 2015, nuestra actividad en financiación de proyectos en estas tres jurisdicciones fue prácticamente constante, en especial en Marruecos y en Argelia, pero de pronto se produjo un giro. Entonces esa es otra circunstancia que genera mucha desazón, que se vincule los intereses de la política exterior a los intereses empresariales. Y es fundamental que eso se disocie, es decir, el empresario que va a una jurisdicción e invierte todos sus recursos y todos sus esfuerzos no puede estar al albur de lo que haga su gobierno o de lo que haga el gobierno de enfrente.
Entonces, con independencia de eso, yo creo que son muchísimos los ámbitos en los que las empresas españolas podrían colaborar con Marruecos o con Argelia o con Túnez o incluso con Egipto. Pienso en el sector del agua, el sector del agua es absolutamente clave, tenemos compañías que tienen una experiencia absolutamente puntera, una tecnología que tiene su complejidad.
Respecto a las energías renovables, ningún continente del mundo tiene más sol que África y tenemos empresas con una enorme experiencia y capacidad de acometer proyectos muy grandes en el sector de la energía. En infraestructuras de obra civil, por supuesto, carreteras, todo lo que sea, ahí también. Y creo que todas las grandes empresas españolas han tenido experiencia en África, como Ferrovial, Dragados, todas. El problema es volver a generar el contexto que les permita apostar claramente.

Y, en este caso, buscar la seguridad jurídica, las condiciones y para eso es fundamental ir con un buen asesor, porque hay veces que te arriesgas a ir por tu cuenta y te estrellas.
Correcto, eso siempre. Y luego es verdad que cuando llegas a esas jurisdicciones muchas veces tienes que tirar de recursos no convencionales. Quiero decir que de vez en cuando te encuentras con que la divisa no es convertible y quien asume el riesgo de tipo de cambio. Te encuentras con que en esa jurisdicción no hay un sistema bancario que te permita cubrir el riesgo de oscilación de la divisa o de los tipos de interés y tienes que ir a fórmulas imaginativas. También en eso yo creo que los asesores españoles tenemos un mayor margen de interés. Yo creo que los asesores españoles tenemos un mayor margen de flexibilidad y de capacidad porque no partimos de modelos preconcebidos. Es decir, si vamos a la jurisdicción intentamos jugar con las restricciones que hay en la jurisdicción y llegar al acuerdo más razonable posible. No tenemos unos modelos propios de derecho español que tengamos que imponer sí o sí, como ocurre con otras jurisdicciones.
Una última cuestión. Si usted tuviera aquí enfrente a un empresario, ¿qué le diría a la hora de plantearse cualquier tipo de iniciativa en algún país africano?
Yo le diría que la experiencia que yo tengo de mis clientes que lo han hecho previamente es que son jurisdicciones que requieren mucho esfuerzo, requieren mucho trabajo, hay que ser muy serio, hay que ser muy cumplidor, pero cuando uno cumple con todo eso obtiene una gran rentabilidad y obtiene además una confianza en una relación a largo plazo muy positiva. Yo creo que sin lugar a duda es un continente que merece la pena y que hay que intentar desarrollar al máximo.