Disminuir la escalada de tensión en Ucrania es una de las prioridades actuales de la comunidad internacional. Por este motivo, el presidente estadounidense, Joe Biden, conversará sobre esta crisis con su homólogo ruso, Vladimir Putin, en una reunión programada para el día 10 de enero. También está previsto que dialoguen sobre el control de armas nucleares. “Estados Unidos espera colaborar con Rusia”, declaró a la prensa un portavoz del Consejo de Seguridad Nacional estadounidense. "Cuando nos sentemos a hablar, Rusia puede poner sus preocupaciones sobre la mesa y nosotros también pondremos nuestras preocupaciones sobre la mesa con las actividades de Rusia”, añadió.
Según informó la prensa rusa, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia también ha confirmado estas conversaciones previstas para principios del próximo año. El portavoz del Ministerio de Serguei Lavrov aseguró que la sesión principal de las conversaciones entre Rusia y Estados Unidos sobre seguridad se llevará a cabo inmediatamente después de las vacaciones de Año Nuevo. De acuerdo con la agencia TASS, el ministro ha señalado que “el cronograma de las conversaciones es importante para Moscú y retrasarlas es inaceptable”. Lavrov también destacó que Washington es el principal negociador en el tema de garantías de seguridad.

“Las conversaciones se llevarán a cabo en Ginebra”, anunció a TASS el viceministro de Relaciones Exteriores, Sergey Ryabkov. Biden y Putin ya se reunieron en la ciudad suiza el pasado junio con el objetivo de acercar posturas. Recientemente ambos mandatarios mantuvieron una cumbre virtual para abordar la crisis en Ucrania. Durante la conversación, Biden amenazó a Putin con “fuerte medidas económicas y de otro tipo” si ataca Ucrania.
Tras el encuentro entre Biden y Putin, se espera que las autoridades rusas y el Consejo de la OTAN se reúnan dos días después, el 12 de enero. También, el 13 de enero está prevista una cumbre con la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).

Desde Occidente se acusa a Rusia de haber desplegado decenas de miles de nuevas tropas en la frontera con Ucrania. Estados Unidos incluso alertó de una posible invasión rusa. Las autoridades ucranianas, por su parte, han confirmado las advertencias de Washington, asegurando estar preparadas para una posible agresión rusa a principios de 2022. El presidente ucraniano, Volodimir Zelensky también anunció a finales de noviembre que los servicios de inteligencia nacionales habían descubierto los planes de un supuesto golpe de Estado orquestado por “representantes de Rusia”. Este golpe, según Zelensky, estaba preparado para el 1 y 2 de diciembre.
Moscú también ha condenado las actividades militares de la OTAN cerca de su frontera, destacando las maniobras marítimas y aéreas en el mar Negro y los misiles de corto y medio alcance estadounidenses desplegados en Europa. A principios de noviembre, Putin señaló la “creciente intensidad de los vuelos de la aviación de la OTAN cerca de Rusia” y “la presencia de buques de la OTAN con misiles en aguas del Báltico y el mar Negro”.

El Kremlin ha subrayado su derecho a “garantizar su frontera a medio y largo plazo”. Asimismo, Rusia se opone al ingreso de Ucrania en la Alianza Atlántica, algo que incluyó dentro de las demandas de seguridad a los países occidentales. Moscú también instó a Occidente a detener el despliegue de fuerzas armadas en el Este de Europa. Estados Unidos respondió a estas peticiones tildándolas de “inaceptables” y aludiendo de nuevo a la acumulación de tropas rusas en la frontera.