El conflicto del Sáhara Occidental y su final

El diferendo del Sáhara Occidental está cerca de su final. Muchos y relevantes países del panorama internacional, como Estados Unidos, Francia, Alemania, Israel, Emiratos Árabes Unidos o España, han apoyado la propuesta de autonomía de Marruecos para el Sáhara Occidental como la solución más seria, realista y creíble para solucionar un conflicto territorial que dura ya casi 50 años.
En esta línea, hay observadores que ven incluso un conflicto ya finiquitado. Es el caso del Instituto de la Paz de Estados Unidos, que afirma, por medio de su director de Programas para el Norte de África, Thomas M. Mill, que “el conflicto del Sáhara Occidental ha terminado”.
Según Thomas M. Mill, “el reconocimiento de la soberanía marroquí por parte de Francia es un paso decisivo para poner fin al conflicto del Sáhara Occidental”.

“La aceptación internacional del control marroquí del territorio es cada vez mayor” y “el pueblo saharaui y Argelia deben negociar términos de paz antes de que el ‘statu quo’ se convierta en permanente”, según Thomas M. Mill.
Y es que el reciente reconocimiento por parte de Francia de la marroquinidad del Sáhara Occidental ha dado un impulso si cabe mayor a la iniciativa de Marruecos sobre el territorio saharaui; teniendo en cuenta los lazos importantes que tiene también el país galo con Argelia, gran opositor político a Marruecos en el Magreb.
Marruecos plantea para el Sáhara Occidental una fórmula de amplia autonomía bajo soberanía marroquí que otorgaría un gran autogobierno para los saharauis y un importante proyecto de desarrollo en todos los ámbitos para hacer crecer la zona exponencialmente; todo ello, respetando las resoluciones de la Organización de Naciones Unidas (ONU) y poniendo en valor el gran esfuerzo para desarrollar negociaciones entre las partes implicadas implementado por el enviado especial del secretario general de Naciones Unidas para el Sáhara Occidental, Staffan de Mistura.
La propuesta marroquí, que defiende su integridad territorial, ha recibido el respaldo de las más importantes potencias, gracias en parte al impulso favorable dado por el pasado Gobierno de Estados Unidos de Donald Trump en diciembre de 2020, cuando reconoció la marroquinidad del Sáhara a cambio de que el reino marroquí estableciese vínculos diplomáticos con Israel siguiendo la estela de los Acuerdos de Abraham de septiembre de ese año por los que diversas naciones árabes como Emiratos Árabes Unidos o Bahréin establecieron vínculos diplomático con el Estado israelí buscando el objetivo de pacificar Oriente Medio y desarrollar la región social y económicamente.

Ante esta postura se sitúa la posición opositora del independentista Frente Polisario que propone la celebración de un referéndum de independencia para la población saharaui, de muy difícil materialización, como han apuntado diversos expertos por cuestiones como la del censo electoral, y que cuenta con bastantes menos apoyos, entre los que se encuentra el de Argelia, gran rival político de Marruecos, sobre todo a partir de la decisión del Estado argelino de romper relaciones en agosto de 2021 tras acusar al reino marroquí de “actos hostiles”. Una situación que está enquistada entre Argelia y Marruecos a pesar de la mano tendida por el rey marroquí, Mohamed VI, para reconducir la situación y recuperar una buena relación entre ambos países vecinos del Magreb.
El masivo apoyo a Marruecos respecto a la cuestión del Sáhara Occidental obliga ya a todas las partes implicadas a negociar, incluidos los rivales Argelia y Frente Polisario, que deberían aceptar la propuesta del reino marroquí como solución final al conflicto por el abrumador respaldo recibido ya.
En este sentido, para el Instituto de la Paz de Estados Unidos, “una de las guerras más largas de África llegó a su fin en julio, cuando Francia reconoció el reclamo de soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental”. “Esa acción, junto con la ventaja militar de Marruecos, dejará efectivamente al movimiento independentista saharaui autóctono sin otra opción que conformarse con alguna forma de autonomía dentro de Marruecos. Si bien esta realidad será insatisfactoria para los aproximadamente 173.000 saharauis que viven en campos de refugiados, su mejor opción, y la de su patrocinador, Argelia, es ahora aprovechar la oportunidad para negociar los mejores términos de paz posibles con Marruecos. Poner fin a una guerra que mantiene a tantas personas apátridas y viviendo en la miseria, al tiempo que se elimina un importante escollo para la relación entre Marruecos y Argelia, mejorará la estabilidad regional”, según ha apuntado Thomas M. Mill.
Y es que la situación en los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf es alarmante, por las difíciles condiciones de vida que padecen allí bajo la tutela de Argelia y el Frente Polisario, como han apuntado diversos analistas. Mientras, la propuesta de Marruecos significa un gran reclamo para tener un futuro mejor y un plan de futuro con un territorio próspero, por el que el reino marroquí apuesta fuerte para promocionar una importante actividad económica.

La población saharaui de la región y el grupo político-militar del Frente Polisario han estado luchando por la independencia desde la década de 1970, cuando España controlaba el territorio como potencia colonial. Tras la retirada de España en 1975, Marruecos finalmente reclamó y ocupó el territorio y comenzó a desarrollar la zona bajo su control. Con la ayuda de la vecina Argelia, el Frente Polisario emprendió un esfuerzo infructuoso para liberar el territorio y establecer la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), que actualmente tiene muy poco reconocimiento internacional.
En 1991, la ONU se comprometió a resolver el conflicto, estableciendo una misión de mantenimiento de la paz encargada de organizar y garantizar un referéndum popular sobre el estatuto del territorio. Ese referéndum nunca se ha celebrado, y el territorio sigue bajo control marroquí, con muchos de los antiguos habitantes de la región exiliados a campos de refugiados dentro de Argelia.
Ahora ha llegado una ola masiva de reconocimientos internacionales por parte de más de 100 países a la propuesta de autonomía de Marruecos para el Sáhara Occidental y está muy próximo el fin del conflicto con una solución basada en la propuesta marroquí.

Incluso, para analistas como Thomas M. Mill del Instituto de la Paz de Estados Unidos, el conflicto está ya terminado teniendo en cuenta el punto en el que se está de máximo reconocimiento internacional a la iniciativa de Marruecos. Sobre todo, a partir del respaldo de Estados Unidos, como gran potencia mundial, y de Francia, “posiblemente el actor extranjero más influyente de la región”.
“La decisión de Francia de poner fin a su neutralidad en la cuestión del Sáhara Occidental refleja y refuerza un creciente consenso internacional en apoyo de las reivindicaciones de soberanía de Marruecos. El control de facto del que ahora goza Marruecos se convertirá en un estatuto permanente a menos que el Frente Polisario actúe rápidamente para negociar más concesiones que las que Marruecos ofreció en su plan de autonomía de 2007”, ha explicado Thomas M. Mill.