Irán ante la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca

Se espera conocer la actitud del nuevo presidente de Estados Unidos en cuanto a si ejercer más presión o no contra la República Islámica
El presidente electo Donald Trump - REUTERS/REBECCA COOK
El presidente electo Donald Trump - REUTERS/REBECCA COOK
  1. Programa atómico iraní

La República Islámica de Irán es un actor muy importante en el escenario de Oriente Medio. 

Diversos analistas y expertos consideran al régimen de los ayatolás como un elemento perturbador que amenaza la estabilidad regional debido a su política beligerante y su intromisión en los asuntos internos de diversos Estados a través de grupos chiíes afines afincados en diferentes países del entorno. 

Estados Unidos es el gran enemigo declarado de Irán y, como principal potencia mundial, tiene mucho que decir en materia de política internacional. Irán no escapa de esta dinámica y se puede ver afectado por la dirección que tomen las decisiones del nuevo presidente, Donald Trump. 

En los últimos años, el aislamiento de Irán en el tablero geopolítico ha sido claro a la vista de las alianzas que se han ido tejiendo entre diversas naciones, sobre todo en torno a Israel, el otro gran enemigo de la República Islámica. 

Los Acuerdos de Abraham de septiembre de 2020 significaron el establecimiento de relaciones diplomáticas entre diversos países árabes como Emiratos Árabes Unidos o Bahréin y el Estado israelí, bajo el auspicio del entonces primer Gobierno de Donald Trump. Una estrategia que se llevó a cabo para pacificar Oriente Medio y propiciar el desarrollo social, político y económico de la región a través de una dinámica de cooperación estrecha de esas naciones árabes, entre las que también se incluye Marruecos, con el país hebreo y el gigante estadounidense. 

Un movimiento estratégico que ha propiciado el aislamiento de Irán, enfrentado desde hace décadas contra Estados Unidos e Israel desde la llegada al poder del régimen teocrático de los ayatolás, que actualmente dirige Ali Jamenei. 

El líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei.
PHOTO/Oficina del Líder Supremo iraní/WANA (Agencia de Noticias de Asia Occidental)  via REUTERS
El líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei - PHOTO/Oficina del Líder Supremo iraní/WANA (Agencia de Noticias de Asia Occidental) via REUTERS

Trump fue el gran impulsor de esos Acuerdos de Abraham hace cinco años y ahora vuelve al poder tras ganar las últimas elecciones presidenciales en Estados Unidos, con lo que se abre un abanico de cuestiones sobre cuál será la estrategia de la nueva Administración republicana estadounidense hacia la República Islámica. Si habrá más presión contra el régimen de los ayatolás o no. 

Este escenario actual limita mucho la influencia de Irán, que pierde peso político en la región a pesar de seguir teniendo cierta ascendencia sobre determinados países como Irak, el Líbano, Yemen, Siria o Palestina a través de grupos políticos o milicias armadas afines chiíes como las Fuerzas de Movilización Popular, Hezbolá o los hutíes. Unas facciones que también están sufriendo contratiempos dolorosos en territorios como Palestina, el Líbano, Siria o Yemen, con frentes de guerra padecidos en estas zonas contra naciones como Israel, Estados Unidos o Arabia Saudí, gran estandarte de la rama suní del islam, contrapuesta a la chií que defiende Irán. 

Ceremonia de firma de los Acuerdos de Abraham, normalizando las relaciones entre Israel y algunos de sus vecinos de Oriente Medio, el 15 de septiembre de 2020 - REUTERS/ TOM BRENNER
Ceremonia de firma de los Acuerdos de Abraham, normalizando las relaciones entre Israel y algunos de sus vecinos de Oriente Medio, el 15 de septiembre de 2020 - REUTERS/ TOM BRENNER

Programa atómico iraní

Al punto de vista político, hay que sumar la cuestión del programa nuclear de Irán. Donald Trump, durante su anterior Gobierno, rompió en 2018 el pacto nuclear que se había sellado anteriormente con el país iraní durante la Administración de Barack Obama en 2015 por el que se limitaba el desarrollo de la industria atómica iraní para limitarla solamente al uso civil, de cara a evitar que un país tan beligerante como el persa dispusiera de la bomba atómica. Ese límite tenía como contrapartida el hecho de que Irán disfrutase de beneficios comerciales, sobre todo en lo relativo con el petróleo, una de las grandes fuentes de financiación estatal, y de que se levantaran sanciones políticas y económicas que pesaban sobre la República Islámica. 

El Ejecutivo de Donald Trump decidió salirse de ese acuerdo nuclear con Irán, del que participaban también otras potencias como Alemania, Francia, Rusia, Reino Unido, China e incluso la Unión Europea ante dudas sobre los verdaderos desarrollos que se llevaban a cabo en los centros nucleares iraníes. 

Con esta ruptura, Irán amenazó con acciones armadas y con el bloqueo del comercio petrolero mundial a través de agresiones en el estrecho de Ormuz contra barcos petroleros internacionales. De esta forma, el escenario mundial vivió una escalada de tensión. 

Circuito secundario de los reactores de agua pesada de Arak - PHOTO/Organización de Energía Atómica de Irán vía AP
Circuito secundario de los reactores de agua pesada de Arak - PHOTO/Organización de Energía Atómica de Irán vía AP

Una situación que se ha ido alargando durante el tiempo y que se espera pueda ir en una u otra dirección dependiendo del camino que tome la nueva Administración Trump al respecto. 

La comunidad internacional está preocupada por este asunto y hay temor por el hecho de que Irán, a pesar de las sanciones y vetos que tiene ahora, pueda llegar a realizar el ensayo de la bomba atómica ya que diversos expertos consideran que no está claro el trabajo exacto que se está llevando a cabo en territorio persa. 

Estados Unidos podría estar ahora ante la tesitura de persuadir a Irán de que deje de explorar la vía armamentística y utilice un programa nuclear solo de uso civil y no militar. La vía armamentística sería muy peligrosa a escala regional y mundial y podría suponer altos costes a todos los niveles también para Irán. Un punto de vista que podría ser utilizado además por Estados Unidos para convencer al régimen de los ayatolás.

Los analistas se cuestionan ahora si Donald Trump ejercerá una política agresiva de presión sobre el régimen de los ayatolás o si, por el contrario, abrirá una vía diplomática de diálogo. Justo en un momento de debilitamiento del régimen iraní, aunque sigue siendo un elemento peligroso y perturbador a escala internacional. 

<p>El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, en Mar-a-Lago en Palm Beach, Florida, Estados Unidos, el 7 de enero de 2025 - REUTERS/CARLOS BERRIA </p>
El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, en Mar-a-Lago en Palm Beach, Florida, Estados Unidos, el 7 de enero de 2025 - REUTERS/CARLOS BERRIA 

El analista Lawrence J. Haas ha indicado en el medio estadounidense National Interest que ahora que Irán enfrenta reveses geopolíticos Donald Trump debe decidir si aumentar la presión sobre el régimen o intentar negociar un acuerdo sobre el asunto nuclear y otras cuestiones. 

Los expertos en política exterior se posicionan. Por ejemplo, el presidente emérito del Consejo de Relaciones Exteriores, Richard Haas, sugirió que Trump buscaría “el ambicioso objetivo de remodelar la política de seguridad nacional de Irán a través de la diplomacia, pero una diplomacia ejercida con el telón de fondo de la voluntad y la capacidad de utilizar la fuerza militar si Teherán se niega a abordar preocupaciones estadounidenses y occidentales de una manera adecuada”.

Todo ello con el factor económico de fondo también ya que Irán se ve acuciado por dificultades financieras, relacionadas con las sanciones económicas, bancarias y comerciales que pesan sobre la nación y que restringen sus ingresos, sobre todo en materia de comercio petrolero, y que agravan una situación marcada por una fuerte contracción del Producto Interior Bruto y una alta inflación. Un escenario que puede ser utilizado por Donald Trump para negociar ya que es un hombre de negocios principalmente de larga trayectoria y puede sacar beneficio de ello para Estados Unidos.