El exministro español de Ciencia y Tecnología presentó en el programa Atalayar de Capital Radio el libro ‘Multicapitalismo: por un capitalismo que nos ayude a crear empleo, proteger el clima y frenar la desigualdad’

Juan Costa: “Se necesita dar mucho más apoyo en términos de solvencia y en ayudas directas al tejido empresarial español que está muy tocado”

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Juan Costa Climent, exministro de Ciencia y Tecnología entre 2003 y 2004, durante el segundo Gobierno de José María Aznar presentó en el programa Atalayar de Capital Radio el libro ‘Multicapitalismo: por un capitalismo que nos ayude a crear empleo, proteger el clima y frenar la desigualdad’. Además, Costa Climent analizó la actualidad sobre la economía española y la RSC que deben asumir los Estados.

El exministro de Ciencia y Tecnología repasó el sistema capitalista a nivel mundial. También habló de la necesidad de cambiar la forma de medir el éxito de las empresas y de las economías, la importancia de la solvencia de las economías a futuro, la cooperación que requiere el mercado entre el sector privado y el público y el papel tan relevante que debe jugar la política a través de la recuperación de la confianza de los ciudadanos.

¿Es cierto que en los últimos años el sistema organizativo y el sistema económico que ha primado en el mundo es el capitalista?

El capitalismo desde la caída del muro de Berlín hace tres décadas se ha convertido en la ética económica global. En las últimas tres décadas incorporo 3.000 millones de personas a la economía de mercado y ha expandido la prosperidad por el mundo de una manera sin precedentes, creando una clase media global. Además, de la creación de algunas economías como la China a través de la globalización y ha tenido grandes éxitos desde el punto de vista económico y de las libertades en el mundo. Los sistemas necesitan adaptarse y las realidades cambian, a lo largo de los últimos 30 años el valor o la manera de medir la prosperidad han cambiado y el sistema ha perdido la confianza de la mayoría social. Creo que sobre todo en las economías más avanzadas como la nuestra, en general las democracias liberales en Europa y en Estados Unidos, las clases medias y las clases más modestas en buena medida han perdido la confianza en el sistema porque es cierto que la globalización prometía prosperidad para todos y es verdad que las clases medias no se han beneficiado totalmente de esa prosperidad. Eso nos obliga a hacer una reflexión, más que una crisis del capitalismo es una crisis de confianza sobre todo en las economías avanzadas.

Efectivamente esa es la tesis principal del libro, estamos ante una crisis, no del sistema como tal sino en una crisis de confianza, ¿podemos estar avocados a una especie de capitalismo social "progresista" que se adapte a las nuevas formas de considerar la cooperación entre países, la ecología y las relaciones multilaterales?

Lo que planteo en el libro realmente es la necesidad de cambiar la forma de medir el éxito político y social. La necesidad de cambiar la forma de medir el éxito de las empresas y de las economías, y lo planteo teniendo en cuenta que del beneficio financiero las empresas crean un impacto que va más allá en su actividad económica. Este impacto puede ser en la creación de valor intangible, en el medioambiente y en la sociedad. Y de la misma manera las economías han venido del éxito político en la gestión de la política económica que ha estado marcado generalmente por crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB). El PIB es un indicador muy importante desde el punto de vista de la actividad económica, aunque en ocasiones no refleja de manera correcta el aumento de la prosperidad o la distribución de la prosperidad. Por lo tanto, lo que planteo es la revisión de cuáles son los indicadores que nos permiten medir el éxito de las empresas en la actividad económica y el éxito de los países. Mi propuesta, y esto es más una opinión, es una solución desde el mercado, no es una solución desde la regulación, que esté pensando en las políticas públicas en las que se quiera aumentar el papel del Estado. Vamos camino de una economía en la que se requiere cooperación, entre el sector privado y el público, donde el sector privado tiene también una dimensión pública en su actividad. Lo hemos podido ver durante la pandemia, el sector privado se ha movilizado para contribuir y arrimar el hombro e intentar reducir las consecuencias o la falta de previsión de las políticas de los Gobiernos. Al mismo tiempo, los Gobiernos hoy tienen que jugar un papel más relevante desde el punto de vista de los proyectos económicos de los países. Por tanto, todo esto está cambiando, está cambiando la manera en que las empresas y las economías crean valor y también está cambiando la forma de medirlo. Además, se está transformando la polarización o visión de que el sector público juega un papel diferente al del sector privado. Hoy ambos sectores comparten fines porque es imposible en una economía no compartirlo en términos de crear prosperidad. De esta forma, el papel que ambos sectores tienen está en revisión y a consecuencia de esto se encuentran frente a un cambio.

Esto me hace recordar el concepto que acuño en la empresa de la Responsabilidad Social Corporativa (RSC), ¿podríamos estar hablando de una RSC de los Estados y de los sistemas administrativos para adaptarse mejor a este nuevo tiempo? Y en relación con la pandemia, ¿cuándo la pandemia termine viviremos una especie de felices años 20 como ocurrió en el período de entreguerras tras la primera guerra mundial?

Por supuesto, hay que mirar al pasado para prever el futuro, aunque la situación no es la misma. Sí que me preocupa el pensar que con una caída tan grande de la actividad económica como la que se ha producido en España, muy superior a la de las principales economías de nuestro entorno, las decisiones de política económica y monetaria que se están tomando. Como si en el futuro fuesen a continuar de forma permanente, desde luego que la actividad económica no se va a recuperar hasta el 2023, y tenemos que preocuparnos de estar en condiciones de salir de esta situación tan dramática, desde el punto de vista económico, sin crear desequilibrios permanentes y estructurales. De la misma forma, me preocupa el nivel del gasto público, pero también la sostenibilidad de las cuentas públicas a futuro y, sobre todo, el destruir actividad económica y la solvencia de las empresas. Si no apoyamos a las empresas, esa destrucción del capital económico del país va a ser irreparable y, por lo tanto, es muy importante en estos momentos para atenuar las consecuencias tan dramáticas de la crisis económica. Se necesita dar mucho más apoyo en términos de solvencia y en ayudas directas al tejido empresarial español que está muy tocado. 

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Es lo que se está planteando en España, ayudas directas a las PYMES y pequeño comercio para que puedan salir de la sima en la que se encuentran. Por otro lado, nos gustaría saber ¿qué es el multicapitalismo?

Multicapitalismo de alguna manera lo que pretende reflejar es cómo se está transformado la economía global en los últimos 30 o 40 años. Hemos vivido una ola de crecimiento en el mundo que ha estado basada en la importancia del capital financiero y en la liberación financiera. Sin embargo, durante todo ese período han emergido nuevos capitales, que es un concepto que utilizamos en economía para hablar de almacenes de valor. Hoy el capital intangible es mucho más importante que hace 30 o 40 años. El medioambiente es un recurso más escaso y por tanto la contribución del capital ecológico en la creación de valor en la economía es mucho más relevante y, hoy en día, el capital social es crecientemente importante sobre todo en economías como la española, donde necesitamos recuperar la confianza de la mayoría social. Se necesita tener una sociedad cohesionada porque además en una economía que es crecientemente intangible es muy importante la confianza y la cohesión social. El conocimiento requiere confianza y una sociedad cohesionada. Multicapitalismo lo que refleja es la transformación de la economía. Una economía que ha estado marcada por el protagonismo del capital financiero en los últimos años. Hoy ese protagonismo del capital financiero a la hora de medir el éxito político y social, el éxito de empresas y gobiernos tiene que compartir protagonismo con otros capitales; el capital intangible, el ecológico y el social. Que son más importantes que algunos años y si queremos medir el éxito, el progreso económico o el valor que crea una empresa no podemos quedarnos solamente en medir el beneficio financiero. Hay que medir el valor intangible que crea una empresa para los accionistas y la sociedad y el impacto que su actividad tiene en el medio ambiente y en el conjunto de la sociedad. De otra manera, podemos tener empresas que a lo mejor ganan dinero y sin embargo no crean prosperidad y es importante incorporar esta nueva visión a la hora de medir la actividad de las empresas, pero también es importante el éxito político de los Gobiernos. 

Nos está hablando sobre tener una economía en crecimiento y crear riqueza ecológica, ¿cómo se crea riqueza ecológica?

Creo que aquí también, de alguna manera, hemos tenido un conflicto que es falso. Claramente el capital ecológico y el natural, es el capital primario de la economía, la economía descansa en el medio ambiente, la economía necesita medio ambiente para avanzar y progresar. Podemos tener una economía en la que el mercado tenga en cuenta la aportación al medioambiente, la aportación del capital ecológico o no. De alguna manera lo que yo planteo es que el mercado sea la solución. El mercado puede tener como finalidad también aumentar el stock de capital ecológico o aumentar la protección del medio ambiente, crear capital ecológico. Un ejemplo más concreto, en España desarrollamos una idea para promover el turismo que era la de Paradores Nacionales de Turismo. En Paradores Nacionales de Turismo qué objetivo asumían, proteger el patrimonio cultural español porque el Estado no tenía recursos suficientes para protegerlo y lo hicieron vinculándolo a una actividad económica. Las actividades económicas pueden contribuir también a crear capital ecológico, además de como han hecho en el pasado, proteger el patrimonio cultural de un país, lo importante es que al mercado le demos como institución unos instrumentos como son la información y un sistema de precios. Si usted tiene unos impuestos donde destruir capital ecológico es más caro que crearlo, los agentes económicos a la hora de desarrollar su actividad tendrán en cuenta esos factores. Sin embargo, hoy, a pesar de que el patrimonio natural, el medio ambiente, el capital ecológico es muy importante la destrucción de capital ecológico no es indicador de pago de impuestos. Estamos exigiendo impuestos por las nóminas o actividades que crean beneficio y prosperidad y no exigimos impuestos por la destrucción de patrimonio natural o de patrimonio ecológico que es básico para la sostenibilidad de la economía porque cuanto más sólido sea el patrimonio natural más amplio será el potencial de crecimiento de la economía. Por lo tanto, se trata de incorporar esto dentro de la ecuación para que el mercado sea la solución a los problemas como el cambio climático o la degradación medioambiental.

En esa ecuación, muy interesante, pero ¿la política en un país europeo qué papel debe jugar? 

Si nos centramos en el problema del medio ambiente hay dos formas de enfrentarnos a la degradación medioambiental y a el cambio climático, una es con una mayor regulación y con más intervención del Estado. Se está viendo que esto no acaba de funcionar, el Estado debe tener un papel en el que sea importante la regulación del sector público. La otra alternativa es el uso del mercado, en lugar de gravar actividades que son buenas, con impuestos sobre actividades que son buenas, exigir impuestos sobre actividades que son malas y aquellos ciudadanos que tienen menor capacidad económica darles una ayuda o subvención directa por la vía de menos impuestos directos o por otras. 

Esos son los dos planteamientos que hay, no hay más planteamientos intermedios hasta ahora toda la solución al desafío medioambiental que tiene la economía global ha estado más centrada en la primera alternativa y creo que es bueno abrir un debate sobre la posibilidad de que la segunda alternativa y el mercado puedan ser una solución. Si hablamos de la política sin duda es muy relevante dentro de esta ecuación y además a lo largo de los últimos diez años hemos visto como realmente ha sido una época de caos político en el mundo, reflejados en acontecimientos como el Brexit o el aumento de los populismos de izquierdas y derechas en muchas economías y en muchas naciones avanzadas. La política tiene que jugar un papel muy relevante y ese papel es a través de la recuperación de la confianza de los ciudadanos y eso requiere arrimar el hombro y apostar el sistema, aprender de los errores cometidos e intentar arreglarlos para recuperar la confianza de la mayoría que creo que en muchas economías se ha perdido. Sin recuperar esa confianza la economía intangible no puede despegar y en economías como la española o en las nuevas economías avanzadas no seremos capaces de hacer frente a los problemas que requieren de una respuesta colectiva de la sociedad como el cambio climático o la evidente degradación medioambiental. 

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