El polaco Andrzej Duda, el estonio Alar Karis, el letón Egils Levits y el lituano Gitanas Nausėda siguen los pasos de Boris Johnson y se desplazan hasta la capital ucraniana

Los líderes del Báltico y el presidente de Polonia arropan a Zelenski en Kiev

photo_camera PHOTO/LITHUANIAN PRESIDENCY - El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, recibe en Kiev a sus homólogos polaco, estonio, letón y lituano

El presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, tenía previsto visitar Kiev en compañía de sus homólogos polaco, estonio y lituano. En la cabeza del jefe de Estado teutón rondaba la idea de “enviar una fuerte señal de solidaridad europea con Ucrania” toda vez hubieron finalizado los ataques en las proximidades de la capital a manos de las tropas rusas. Steinmeier parecía dispuesto, pero se topó con la negativa de última hora de Volodímir Zelenski, quien rechazó mantener una reunión con él si este visitaba Kiev.

“Conocemos sus estrechas relaciones con Rusia. De momento no es bienvenido. Veremos si eso cambia en el futuro”, declaró un diplomático ucraniano al diario alemán Bild. Una crítica que ya avanzó el embajador de Ucrania en Alemania, Andrij Melnyk, aduciendo que el presidente germano había sido un estrecho aliado de Moscú en sus tiempos como ministro de Exteriores en el gabinete del socialdemócrata Gerhard Schröder, hoy presidente del Consejo de Administración de la petrolera rusa Rosneft.

Steinmeier reconoció el error y entonó el ‘mea culpa’. “Nos aferramos a puentes en los que Rusia ya no creía, y de los que nuestros socios nos advirtieron. No hemos conseguido construir una casa común europea. No creí que Vladímir Putin abrazara la completa ruina económica, política y moral de su país en aras de su locura imperial”, sentenció. Pero era tarde para hacer autocrítica.

Irpin

Sin la presencia del presidente alemán, los líderes de Polonia, Estonia, Letonia y Lituania han mantenido este miércoles una reunión en Kiev con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, en la que se han discutido nuevas vías para ayudar a la población civil, duramente castigada desde el inicio de la invasión, así como nuevas estrategias para proporcionar asistencia militar al Ejército ucraniano.

El polaco Andrzej Duda, el estonio Alar Karis, el letón Egils Levits y el lituano Gitanas Nausėda se reunieron anoche en la ciudad polaca de Rzeszów, próxima a la frontera ucraniana, para tomar un tren hacia la capital. El programa de la visita no se filtró por cuestiones de seguridad, sin embargo, durante la mañana del miércoles se han desplazado hasta las ciudades de Irpin y Borodyanka para atestiguar en primera persona la masacre cometida por las fuerzas rusas. Todo ello en compañía del jefe del Ejecutivo ucraniano, Denys Shmyhal.

“Cicatrices de crueldad y guerra por todas partes. Restos de casas, iglesias, tiendas, puentes. Ucrania necesita, y se merece, un plan de recuperación, una especie de Plan Marshall, que alguna vez ayudó a Europa Occidental a recuperarse de la Segunda Guerra Mundial”, tuiteó el presidente letón. “Los horrores de la guerra que ha sufrido Ucrania no podrían haber sido cometidos por seres humanos. Las criaturas que lo hicieron no merecen ese nombre, se trata de una aniquilación consciente, dirigida extremadamente brutal de la nación ucraniana”, trasladó Nausėda, “Ucrania resistirá. ¡La verdad ganará!”.

Zelenski mantuvo a finales de marzo una reunión en Kiev con los presidentes de los Parlamentos estonio, letón y lituano, y recibe ahora a los respectivos jefes de Estado en una visita que ya han hecho otros líderes en los últimos días.

La presidenta de la Comisión Europea y el Alto Representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Ursula Von der Leyen y Josep Borrell, tomaron el testigo a la presidenta del Parlamento Europeo, la italiana Roberta Metsola. Mientras que el ‘premier’ británico Boris Johnson hizo lo propio en un desplazamiento sorpresa que ha sido alabado y tildado de “oportunista” a partes iguales por la prensa británica.

Irpin

La visita grupal se ha producido, además, un día después de que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y la primera ministra estonia, Kaja Kallas, definieran como “genocidio” los crímenes cometidos por Rusia en Ucrania, un calificativo que el presidente francés, Emmanuel Macron, que se juega en dos semanas su reelección al frente del Elíseo, evitó pronunciar. “Lo que podemos decir con seguridad es que la situación es inaceptable y que se trata de crímenes de guerra”, matizó un prudente Macron, cuyas declaraciones resultaron “decepcionantes” para el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ucraniano, Oleg Nikolenko.

Los líderes de cuatro Estados miembros de la OTAN han cerrado filas con Ucrania en un contexto histórico para el país, como reconocía el asesor del presidente polaco, Jakub Kumoch. Este gesto, junto al reciente acercamiento de países como Suecia o Finlandia, que meditan adherirse a la Alianza Atlántica como resultado de la agresión rusa, ha fortalecido a una organización en horas bajas y que parece haber resucitado contra todo pronóstico.

Parte de las conversaciones entre Zelenski y sus homólogos bálticos y polaco se han enfocado en los presuntos crímenes de guerra cometidos por el Ejército ruso en suelo ucraniano, a todas luces evidentes, incluyendo la matanza indiscriminada de civiles perpetrada en ciudades como Bucha o Borodyanka. Los aliados respaldarán en este sentido las labores de investigación, que ya ha dado comienzo bajo el paraguas de la Corte Penal Internacional.

Zelenski aseguró ante los diputados estonios que Rusia ha hecho uso de bombas de fósforo durante la invasión, pero no aportó pruebas. El exactor y cómico, ejerciendo aún el papel de hombre de Estado, no ceja en sus peticiones de armamento a Occidente: “Sin armas adicionales, esta guerra se convertirá en un baño de sangre sin fin que sembrará miseria, sufrimiento y destrucción. Mariúpol, Bucha, Kramatorsk: la lista continúa. Nadie detendrá a Rusia excepto Ucrania con armas pesadas”.

En un vídeo difundido a través de su cuenta de Twitter, Zelenski enumeraba las necesidades del Ejército ucraniano en esta nueva fase de la invasión: “Artillería de 155 milímetros, proyectiles de artillería de 152 milímetros, sistema de cohetes de lanzamiento múltiple BM-30 (de fabricación soviética), blindados, tanques T-72, sistemas de defensa aérea S-300 y aviones militares”.

Los aliados fortalecen sus relaciones con Ucrania a medida que Rusia prepara una gran ofensiva en el este del país después de haber fracasado en las inmediaciones de la capital ante la resistencia ucraniana. El Kremlin concentra sus fuerzas en la región del Donbás, donde los separatistas aliados de Moscú y las fuerzas ucranianas llevan combatiendo desde 2014, una región que quieren amputar de Ucrania como ya hicieron con la península de Crimea.

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