Teherán aprovecha la inestabilidad en el tablero internacional para desarrollar su industria energética

Los motivos que acercan a Irán y Rusia en materia energética

President Website/WANA (West Asia News Agency) via REUTERS - El presidente ruso Vladimir Putin y el presidente iraní Ebrahim Raisi se reúnen antes de una cumbre de líderes de los estados garantes del proceso de Astana, diseñado para encontrar un acuerdo de paz en el conflicto sirio, en Teherán, Irán, el 19 de julio de 2022

El aislamiento al que Europa está empujando a Moscú obliga a los rusos a buscar nuevos recursos con los que seguir desarrollando su industria y sacar partido a las exportaciones que la Unión Europea pretende evitar con cada paquete de sanciones. En ese contexto, Rusia ha visto en Irán una de las alternativas más atractivas y ya ha puesto en marcha toda la maquinaria para estrechar los lazos que unen a los de Vladímir Putin con Teherán. A la venta de armamento militar iraní, ahora se unen nuevos movimientos en el sector energético.

Irán no debería tener, al menos sobre el papel, un especial interés en sentarse a negociar con Rusia la importación de gas. El presidido por Ebrahim Raisí es un país que cuenta con importantes reservas de gas y petróleo, algunas de las más grandes del mundo, de hecho. ¿Por qué habría de ponerse a negociar con el Kremlin la compra de nuevos recursos energéticos? La explicación es tan sencilla como habitual: un bien explotado siempre se puede explotar aún más. Irán, aun siendo un país exportador, quiere serlo más, mejorar su infraestructura y ser capaz de ganar más dinero si cabe gracias a sus recursos.

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Y es que el contexto no les podría ser más idóneo para ambos, dentro de las sanciones a las que tanto Rusia como Irán se ven atados. El escritor y analista político serbio Nikola Mikovic explicaba al medio Al Arab que Teherán quiere nuevos gasoductos para exportar sus recursos energéticos fuera del país. Los que unen al país liderado por Ali Jamenei con Turquía e Irak no están preparados para vehicular el envío de grandes cantidades. Se ve reflejado claramente en los números. La exportación total de gas iraní en 2021 se quedó en los 17 mil millones de metros cúbicos por los 241 mil millones de Rusia en el mismo año.

Irán necesita la ayuda de Rusia para mejorar su infraestructura y Moscú necesita nuevos compradores ante las sanciones de la Unión Europea. Era cuestión de tiempo que llegase un acercamiento que, aunque se esté intensificando en este momento, dio sus primeros pasos en el mes de julio. En verano de este año, el gigante energético ruso Gazprom firmó un acuerdo valorado en 40.000 millones de dólares con la Compañía Nacional de Petróleo de Irán. Como parte de este memorando, Moscú se compromete a ayudar a Irán a desarrollar los campos de gas iraníes de Kish y North Pars, así como en otros seis campos petroleros.

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Lo único que podría entorpecer esta lucrativa iniciativa son las sanciones de los 27. Sin embargo, los dos países ven de forma relativamente sencilla eludirlas y forzar a la Unión a depender del gas proveniente de Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí y Estados Unidos. De ser así, la ya previsible subida del precio del gas sería aún más severa de lo que se calcula, sobre todo tras el anuncio de recortar la producción de barriles de crudo en dos millones al día por parte de la OPEP+.

Si esta alianza energética entre Rusia e Irán ya deja entrever que los beneficios para ambos países van a ser importantes, aún podría dejar una situación más ventajosa si cabe para Teherán. Los iraníes se han postulado ante Europa como una nueva alternativa para enviar gas al Viejo Continente. No obstante, la propuesta no parece tener ningún tipo de futuro ya que las sanciones impuestas por Occidente contra el régimen Ayatolá hace imposible cualquier acuerdo en este campo. Y no sólo eso. Precisamente la reducida infraestructura iraní mencionada anteriormente haría muy complicado aumentar el nivel de exportaciones, sobre todo cuando el objetivo es suministrarlo a Europa, por lo que la tentativa careció de sentido desde el primer momento.

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Se podría entender un poco más si se tiene en cuenta una de las alternativas que, según algunos expertos, podría estar manejando Teherán de comprar gas ruso, no sólo para el consumo interno, sino también para después venderlo a un precio más elevado. El Ministerio de Petróleo Iraní anunció la compra de 9 millones de metros cúbicos de gas ruso al día para su consumo, a lo que se deberían añadir 6 millones cuyo destino estaría en Turquía, Pakistán y Afganistán, dejando a su paso un gran beneficio en las arcas iraníes.

Este acercamiento entre Irán y Rusia se entiende más como una consecuencia del asilamiento al que ambos países – sobre todo Rusia – están sometidos por las sanciones de Occidente. Ha sido ese contexto el que ha abocado a Moscú y Teherán a un acuerdo con el que, por un lado, Rusia podrá dar salida a sus recursos energéticos y, además, ganar control sobre los recursos iraníes, y por otro, los de Ali Jamanei aprovechan el asilamiento ruso para obtener un buen precio por el gas soviético que, a su vez, deja un importante rédito económico a su paso por los gasoductos iraníes.