Von der Leyen y Michel visitan Libia, Túnez y Turquía para impulsar una agenda de cooperación que recupere la estabilidad del Mediterráneo oriental

La Unión Europea busca normalizar las relaciones en el Mediterráneo oriental

PHOTO/ Oficina de Prensa Presidencial/Handout via REUTERS - El presidente turco Tayyip Erdogan se reúne con el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en Ankara, Turquía, el 6 de abril de 2021

Durante los últimos meses, la región del Mediterráneo oriental se ha convertido en un foco de tensión no sólo con los países europeos que allí se encuentran, como Grecia y Chipre, con los que los desencuentros son más habituales, sino con otros con los que no lo son tanto, como Francia o Alemania. La injerencia turca en el conflicto libio, sobre el que hay una misión europea para velar por el cumplimento del embargo de armas, ha ocasionado varios encontronazos entre la Armada turca y la francesa o la alemana. La retórica desde entonces entre el mandatario turco y el presidente francés ha ido en ascenso, provocando un problema de calado en el seno de la OTAN y, en menor medida, en la Unión Europea.

Además, la tensión entre Grecia y Turquía también ha ido creciendo durante el pasado 2020, debido a los intereses turcos de acceder a zonas en las que hay acumulación de hidrocarburos, pero que se encuentran en aguas que Grecia y Chipre consideran propias y que Turquía pone en disputa. Por lo que tanto Grecia como Francia encabezaron en el pasado EUCO de diciembre, la necesidad de aplicar sanciones sobre el régimen de Erdogan.

La grave situación que enfrenta la economía turca ha obligado a Erdogan a recular y dejar de lado la retórica frentista de los últimos meses para buscar una vuelta a la normalidad en lo que a la relación con la Unión Europea se refiere. Para demostrar este acercamiento, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, se reúnen, en Ankara con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, para tratar de normalizar las tensas relaciones bilaterales, en un encuentro con una cargada agenda, desde la migración a la búsqueda de gas en el Mediterráneo. El viaje de los presidentes del Consejo Europeo y de la Comisión se considera el inicio de un proceso que, según los deseos de los Veintisiete, podría permitir reconducir las relaciones entre la UE y Turquía tras un 2020 muy complicado.

Charles Michel , reunido con el presidente de Túnez, Kais Saied , en el Palacio de Cartago, al este de la capital, Túnez el 5 de abril de 2021 AFP PHOTO / EUROPEAN COUNCIL/ DARIO PIGNATELLI

Charles Michel, además, trasladaba el apoyo de la UE a Libia y Túnez, dos países repetidamente golpeados por el terrorismo y origen o tránsito de potentes corrientes migratorias hacia suelo europeo. El presidente del Consejo Europeo también recalcó la necesidad de respetar el embargo de armas después de que la operación naval de la UE (Irini) haya interceptado en los últimos meses buques turcos sospechosos de violar el embargo de la ONU. Fuentes comunitarias destacan que Michel ha sido el primer dirigente internacional en visitar Trípoli desde la constitución de un Gobierno de Unidad Nacional que aspira a poner fin a casi 10 años de inestabilidad y conflicto civil.

La gira mediterránea de Michel ha recalado en Túnez, donde se iniciaron las revueltas de la llamada primavera árabe y que una década después intenta avanzar con una frágil democracia. La UE ha intentado contribuir a la estabilidad de Túnez, con 3.000 millones de euros de asistencia financiera desde 2011. El país es una de las piezas claves para la política migratoria de la UE, que busca acuerdos con el norte de África para regular los flujos migratorios que proceden o pasan por la zona.

Los veintisiete también son conscientes de que Ankara puede suponer un aliado decisivo ante el aumento de la tensión con China y Rusia. Los líderes europeos señalan que “siempre que la dinámica de la desescalada actual se mantenga”, la Unión Europea estará dispuesta a relacionarse con Turquía “de manera más progresiva y proporcionada” con el objetivo de “mejorar la cooperación en una serie de áreas de interés común”.

El presidente turco Tayyip Erdogan se reúne con el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen... en Ankara, Turquía, el 6 de abril de 2021 PHOTO/ Oficina de Prensa Presidencial/Handout via REUTERS

La visita se produce semanas después de la cumbre europea en la que los líderes de la UE acordaron preservar una agenda positiva hacia Turquía, a condición de que este país mantenga una actitud dialogante en el Mediterráneo oriental, especialmente en su relación con Chipre y Grecia.

En esa nota, Turquía dejó constancia de la importancia del encuentro al destacar que se tratarán "todos los aspectos de las relaciones entre Turquía y la UE", así como asuntos internacionales.  En la agenda está también la renovación del pacto migratorio acordado en 2016, por el que Turquía se comprometió a recibir de vuelta a los refugiados sirios que llegaran a Grecia desde su territorio, y que en la práctica ha servido para bloquear el flujo migratorio hacia Europa desde esa región.

La situación dentro de la Unión Europea es más complicada de lo que parece, Ankara tiene un comodín que no ha dudado en utilizar en otras ocasiones, y es el bloqueo de la ruta migratoria del este del Mediterráneo, aligerando la presión migratoria que ha sufrido Grecia durante los últimos años. Turquía, a cambio de una cuantiosa ayuda económica – vital, dada la situación del país – se encarga de gestionar parte de esa llegada de migrantes, evitando que lleguen a suelo comunitario y que se repitan duras discusiones políticas en el seno de las instituciones. 

El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, junto con el primer ministro libio, Abdulhamid Dbeibeh, y la ministra de Asuntos Exteriores, Najla el-Mangoush, en Trípoli, Libia, el 4 de abril de 2021 PHOTO/Oficina del Primer Ministro

La citada política migratoria no es la única cuestión con la que Ankara tiene en jaque a la Unión Europea. Alemania cuenta con casi tres millones de personas de origen turco, por lo que la relación entre Berlín y Ankara tiene también cierta connotación doméstica que impide que el país se maneje con libertad en cuestiones como la aplicación de sanciones. Sin embargo, la intercepción de un barco turco por parte de efectivos alemanes bajo el paraguas de la operación Irini recientemente, ha elevado el tono del discurso entre Alemania y Turquía. 

Varios analistas turcos han destacado la relevancia de este encuentro, tanto para Bruselas como para Ankara, y han recordado que pese al deterioro de las relaciones y los muchos frentes abiertos, Turquía sigue insistiendo en su objetivo de entrar en la Unión Europea, algo a lo que se oponen varios países comunitarios.

Otro de los asuntos que se espera se discutan es la exención de visados para los ciudadanos turcos que viajen a la UE, una de las principales aspiraciones de Ankara en sus relaciones con Bruselas y que se planteó como una contraprestación dentro del acuerdo migratorio. Por otra parte, la liberalización de visados está supeditada desde 2018 al reconocimiento de la República de Chipre por parte de Ankara, lo que implica que sea cada vez menos probable que exista una convergencia política en este sentido.

La Unión Europea es consciente de la difícil relación que mantiene con Turquía y des sus posibles contratiempos, pero también es pragmática a la hora de evaluar el clima político actual, donde el país euroasiático puede desempeñar un papel determinante en la formación de alianzas.
 

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