El país del Golfo trata peor a los originarios de África subsahariana y el sur de Asia que a los de otras nacionalidades; además, ya recibió acusaciones respecto a las malas condiciones laborales de operarios foráneos

Un informe de la ONU denuncia “racismo estructural” contra trabajadores migrantes en Qatar

photo_camera PHOTO/AFP - Trabajadores migrantes trabajando en una obra de construcción el 3 de octubre de 2013 en Doha, Qatar

Qatar sigue estando en el punto de mira de las reclamaciones internacionales contra el tratamiento que se da a las personas venidas de fuera para trabajar en territorio qatarí. El acento lo pone ahora el reciente informe de la Organización de Naciones Unidas (ONU) a presentar en el propio Consejo de Derechos Humanos (CDH) del organismo internacional. 

La ONU ha reseñado "serias preocupaciones de discriminación racial estructural contra los no nacionales" en la nación qatarí, según un último informe que se muestra muy crítico con el asunto y que se presentará al CDH de Naciones Unidas esta misma semana. 

El informe elaborado por Tendayi Achiume, relator especial de la ONU para el racismo, es alarmante porque señala que en Qatar hay un auténtico “sistema de castas ‘de facto’ basado en el origen nacional, según el cual las nacionalidades europea, norteamericana, australiana y árabe sistemáticamente disfrutan de una mayor protección de los derechos humanos que las nacionalidades del sur de Asia y el África subsahariana".

Los trabajadores migrantes enfrentaron abusos que en algunos casos equivalían a trabajos forzados mientras trabajaban en un estadio que albergará partidos de fútbol para la Copa Mundial de 2022 en Qatar, según un nuevo informe publicado por Amnistía Internacional, el jueves 31 de marzo de 2016

Otro aspecto diferenciador es el del nivel salarial de los trabajadores. En la monarquía del Golfo se trata mucho peor a los que están en una escala más baja de ingresos frente a los extranjeros más acomodados; llegando incluso a la explotación severa y la discriminación de las personas llegadas de otros países y de condición más humilde. 

En torno a dos millones de trabajadores migrantes tienen empleo en este país de Oriente Medio. Dentro de este grupo, la gran mayoría de los trabajadores de bajos salarios son procedentes del sur de Asia y África oriental y occidental. Unos 18.500 están contratados para la edificación de los estadios de la Copa del Mundo de fútbol que albergará el país qatarí en 2022, pero decenas de miles más están empleados en proyectos ligados a esta cita deportiva, incluyendo construcción, alojamientos y seguridad.

El informe de la ONU indica que los trabajadores con ingresos bajos continúan sufriendo discriminación y explotación severas, casi diez años después de que la Federación Internacional de Asociaciones de Fútbol (FIFA) concediese a Qatar la condición de anfitrión del próximo Mundial de 2022. La falta de pago de salarios, las condiciones de trabajo inseguras, el perfil racial de la Policía y la denegación de acceso a algunos espacios públicos se encuentran entre el catálogo de abusos descritos en el informe. 

Una foto tomada el 20 de diciembre de 2019 muestra una vista del Estadio Lusail de Qatar, en construcción, a unos 20 kilómetros al norte de la capital, Doha

Junto a esto que relata Naciones Unidas, también llegaron anteriormente denuncias serias sobre las deplorables condiciones laborales de trabajadores foráneos, sobre todo en lo referente a la construcción de instalaciones para la Copa del Mundo de la FIFA, en una dura etapa como la actual con el azote de la pandemia de la COVID-19.

Medios como Foreign Policy ya denunciaron que el hacinamiento en zonas insalubres de un gran número de estos trabajadores en zonas aisladas de las afueras de núcleos urbanos y la falta de medios y equipos de protección significaban un grave riesgo para los diversos operarios en cuanto a la posibilidad de contagios por el coronavirus.

De hecho, recientemente se fueron conociendo casos diagnosticados como positivos entre estos trabajadores e incluso alguna muerte; hecho que desató todas las alarmas por una posible propagación del patógeno entre este grupo afectado y por el resto de la población. 

Vista general en la apertura de la 44ª sesión del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, el 30 de junio de 2020, en Ginebra

Volviendo al asunto del informe, su autor, Tendayi Achiume, manifestó que Qatar "necesita arrojar más luz sobre los persistentes y complejos desafíos que socavan el cumplimiento de sus obligaciones internacionales"; ante las continuas sospechas sobre el tratamiento que se da a los no nacionales en territorio del país árabe. 

El texto indica que muchos de los trabajadores de ingresos más bajos temen acudir a la justicia para denunciar abusos laborales debido a los "desequilibrios arraigados en el sistema de patrocinio". Además, los operarios que huyen de empleadores abusivos se consideran "fugitivos", según el informe.

En el llamado sistema ‘kafala’, los trabajadores no pueden cambiar de trabajo sin el permiso de quien los contrató por estar bajo el sistema de patrocinio. Los planes del Estado para abolirlo, anunciados por los dirigentes qataríes en octubre de 2019, no se han llevado a efecto todavía. 

Por su parte, el Gobierno de Qatar canceló una visita del relator especial de la ONU sobre esclavitud programada para enero, poco después de que se publicaran los resultados preliminares del informe.

Mientras, respecto al candente asunto de la organización del Mundial de Fútbol (sobre el que hay investigaciones judiciales en marcha a cuenta de presuntos sobornos para la concesión de su organización), la FIFA no reconoció la discriminación racial descrita por Achiume en una declaración realizada al medio The Guardian. El ente rector del fútbol internacional indicó que está trabajando con sus socios para "una experiencia de torneo inclusiva para todos y una postura firme contra la discriminación de cualquier tipo".

Finalmente, el informe señala algunas "reformas” a tener en cuenta, por parte del comité organizador de la Copa del Mundo en Qatar, pero remarca que "quedan serios desafíos". 

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