La Unión Europea continúa sin adoptar una estrategia de defensa común

Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea han mantenido una reunión de carácter informal con los líderes de los Balcanes en Eslovenia en una cumbre en el que se ha tratado de reiterar el compromiso del bloque con toda la región en un contexto europeo caracterizado por la falta de progresos en la adhesión comunitaria.
La cita a la que han asistido Albania, Macedonia del Norte, Montenegro, Bosnia Herzegovina y Kosovo ha tratado de reivindicar la importancia estratégica de la zona para la Unión Europea, así como escenificar la buena relación que mantienen el bloque de los Balcanes con la Unión Europea. Sin embargo, dicho encuentro no se ha concebido como un preámbulo para avanzar en la integración de estos países en la Unión.
En materia de Defensa, uno de los temas más delicados tras la reapertura del debate que plantea si la Unión Europea debería tener un Ejército común tras la retirada de las tropas internacionales de Afganistán y la polémica que suscitó el pacto del AUKUS, se ha avanzado en el establecimiento de un fondo común para la cooperación en materia armamentística. Sin embargo, no se ha llegado a ningún tipo de conclusión sobre si la Unión Europea debería contar con batallones específicos para afrontar las crisis.
En este aspecto, antes del encuentro como tal, el presidente francés Emanuel Macron, declaró a los periodistas que el bloque de 27 naciones “debe hacer más para enfrentar la crisis fronteriza y ser responsable de su seguridad”. Además, antes del propio inicio de la cumbre el secretario general de la ONU, Jens Stoltenbeg, criticó “la actitud de los europeos” en este ámbito y enfatizó la creación de “estructuras competitivas”.
Refiriéndose a las consecuencias que han acarreado el pacto del AUKUS, Stoltenberg empatizó con el enfado francés tras expresar que “entendía la decepción de Francia con la rescisión de Camberra de un gran contrato para comprar los submarinos franceses” al mismo tiempo que agregaba que “los aliados de la OTAN están de acuerdo en nuestro objetivo general de permanecer unidos”.
Asimismo, uno de los principales temas de la reunión radicó en la manera en que la Unión Europea debía tratar con China y Estados Unidos, en un momento en el cual China se ha acercado diplomáticamente al nuevo régimen talibán. En este aspecto, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, afirmó que todos habían “observado lo que sucedió en Afganistán y lo que sucedió en la zona del Indo-Pacífico con China”.
Respecto a China, en últimas conversaciones se consiguió llegar a un acuerdo sobre una inversión masiva con Pekín. Aun así, también se acordó aprobar una serie de sanciones contra funcionarios chinos por abusos de derechos humanos en Xinjiang contra los uigures.
Igualmente, Michel subrayó que continuaran persiguiendo “nuestros propios intereses, en particular con respecto a China, que consideramos como un competidor, un socio y un rival sistémico”. Junto a esto, el presidente despidió la reunión subrayando que la identidad de la Unión Europea es “nuestra unidad” así como que “el enfoque multilateral es el ADN de la Unión Europea”.
En un intento por tratar de rescatar el papel actual de la Unión Europea en política exterior, han reiterado que el bloque debe ser “más eficaz y asertivo” en la escena internacional además de “incrementar su capacidad para actuar de manera autónoma”.
En el plano económico, en una nota del Consejo Europeo, se han recogido las nuevas claves que trataran de regir la nueva ruta de la Unión. En la declaración recalcaban que “la Unión Europea debe incrementar su capacidad para actuar de manera autónoma como potencia económica a través de un mercado único” además de tratar de “consolidar nuestros puntos fuertes y a potenciar nuestra resiliencia reduciendo nuestras dependencias en sectores esenciales”.
Por otro lado, se ha planteado el plan de tratar de “reducir nuestra dependencia y promover nuestra resiliencia en ámbitos como la energía, el sector digital, la ciberseguridad, los semiconductores, la política industrial, el comercio y el refuerzo del mercado interior”.
Otro de los temas que han marcado la cumbre es la propia presencia de Kosovo, cuya independencia no está reconocido por cinco estados miembros de la Unión, entre los que se encuentra España. Aun así, debido al carácter más informal que ha caracterizado la reunión en un escenario ausente de banderas y de símbolos la reunión ha conseguido mantenerse neutral. Por lo tanto, la reunión ha conseguido no interferir con la política de no reconocimiento que sostiene además de España, Grecia, Rumanía, Chipre y Eslovaquia.